Todos alguna vez hemos sentido celos en alguna situación concreta de nuestra vida, ya sea por motivos laborales, por envidias infantiles o por miedos dentro de la pareja. Y es que los celos están relacionados con nuestra personalidad y con la relación que tenemos con personas concretas. Por lo general los miedos y las inseguridades están relacionados con estos comportamientos celosos, sin embargo, en ocasiones los celos pueden afectar a nuestra integridad psicológica. Debemos distinguir entre las personas celosas y los celópatas, que son aquellos que sufren celos de manera crónica y aguda. En la mayoría de los casos la celopatía está vinculada a relaciones de parejas y es la máxima expresión de la propia seguridad.

¿Qué tipos de celos existen?

Existen diversos tipos de celos y el grupo más importante es el de los celos patológicos, es decir, aquellos causados por el miedo y la inseguridad de perder a alguien. Dentro de los patológicos, encontramos tres tipos más:

De carácter obsesivo: son celos paranoicos y obsesivos y la propia persona sabe que son absurdos y que no son reales porque carecen de pruebas, sin embargo, no pueden evitar tener esos pensamientos. Algo parecido a lo que sucede en las personas con TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Estos celos pueden generar ansiedad y problemas de pareja, no obstante, son aquellos que tienen un mejor tratamiento psicológico puesto que la persona sabe que no son reales.

De carácter delirante: estos celos pueden distorsionar la realidad y las personas que los sufren están convencidos de que sus celos están fundamentados en pruebas y argumentos reales. Por lo general, este tipo de celos está relacionado con otros trastornos psicológicos como depresión o trastorno delirante.

De carácter pasional: los celos de carácter pasional se caracterizan por un estado emocional que tiene una duración variable en función de la persona y, por lo general, están vinculados con las relaciones de pareja. A diferencia de los delirantes, las personas que sufren celos de carácter pasional consiguen darse cuenta de que esas ideas no son reales.

Por otro lado, encontramos los celos vitales que son los únicos que no están relacionados con otras personas sino con uno mismo. Es decir, están relacionados con la autoestima y con la imagen que cada uno tiene de sí mismo. Normalmente, estas personas sienten que los demás pueden lograr éxitos profesionales sin apenas esforzarse y de manera más atractiva. Dentro de los vitales, encontramos dos tipos de celos:

Celos laborales: estos celos están relacionados con la imagen que las personas tienen de sí mismas en relación con el resto de sus compañeros de trabajo. Aquellos que experimentan este tipo de celos sienten que están en desventaja y ven una injusticia cuando alguien consigue el trabajo que querían, el ascenso que se estaban deseando obtener o cuando creen que el trabajo del resto está mejor valorado que el suyo.

Celos de autorrealización: estos celos están directamente relacionados con las ideas de autorrealización y felicidad. Las personas que los padecen tienden a comprar sus propios logros vitales con los demás y adquieren los modelos de vida de otros como los suyos propios. Esto, generalmente, les lleva a no encontrar la felicidad por tener falsas ideas y modelos a seguir.

Por último, encontramos los celos de relación concreta que nacen de la relación con determinadas personas y pueden ser:

Celos infantiles: los celos entre hermano son muy habituales y, generalmente, en niños de corta edad y en adolescentes. Es muy común que muchos niños se sientan emocionalmente frustrados al pensar que sus progenitores prestan más atención cuando llega un hermano pequeño a la familia y  piensan que sus padres le ofrecerán más cariño. Por tanto, es una demanda de atención a los padres que puede ser frustrante para los niños.

Celos de pareja: este tipo de celos son habituales en las parejas y se dan cuando uno de los miembros desconfía de su pareja. Cuando los celos se dan en menor medida, son considerados como algo normal en una relación. Sin embargo, la persona con celos puede tornarse en un celópata, con un componente posesivo y agresivo.